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@ MIGUEL TIÓ Por Joan Lluis Montane Para el libro Arte Iberoamericano Contemporáneo: Emoción y concepto Publicado en Córdova, Argentina en 2005
Creador de imágenes y mundos ilusorios, generador de de personajes dramáticos pero también complejos, Miguel Tio es un artista que juega con las fantasías y las culturas, la información y la aventura del saber. Si obra indaga en las dimensiones existentes, busca recrearse en el paradigma del drama y la ilusión por alcanzar el conocimiento. Constituye una búsqueda constante de nuevas realidades que idealiza, pero también cae en la cuenta de la realidad, de ahí el drama. Es ambivalente, esta siempre en perpetua reflexión entre la visión ideal y la constatación de la verdad con toda su crudeza. Sublimiza las situaciones, nos introduce en imágenes fantásticas, demostrando su gran dominio del dibujo, composición y color. Su obra es limpia, directa, pero con un punto de enigma que la convierte en interesante. Además el autor Dominicano trabaja para producciones de teatro, cine y televisión, interviniendo en Films de gran impacto mundial, influenciando su obra pictórica que es muy visual, con presencia de personajes muy delimitados, pero situados dentro de entornos en los que hay un guión bien aprendidos en cuanto hace relación a la propia visión de la temática
@ MIGUEL TIÓ Por Ricardo C. Lescano Grosso Cordova, Argentina. 2005
Miguel Tió es un artista simbólico. Apasionado por el universo, porque el universo se encuentra en el trabajo, nos induce a reflexionar ¿Cómo sería posible que yo sea justo al mirar su trabajo, al alcance de mi mano, cuando soy bastante escéptico de la espiritualidad? Otra representación podría ser traída a una interpretación más cercana de Dios o espíritu, pero supongo que aún aquellos menos susceptibles a estados espirituales, convendrían que el símbolo o el espíritu tienen algo en común con la pintura. Materia prima y espíritu en este caso van de la mano, y corren palmo a palmo, llegando la materia primero para algunos, el espíritu primero para otros. Pero, juntos en el espacio pictórico, sostenidos simplemente en el color y la profundidad de las figuras y el fondo, confrontan o ligan, según como queramos interpretar, el modelo simbólico o espiritual para contemplar el arte, quizá para Miguel Tió, una mezcla de materialidad y espiritualidad propia de la vida. El trabajo se instala conectando este rebote opositivo de la materia y el espíritu, a través del espacio pintado, nacimientos dispares e intenciones convergentes que provocan una emoción vigorosa e inevitable. La pintura de Miguel Tío es tan simbólica que aún aquellos menos susceptibles a estados espirituales, convendrían que cielo, corazones sangrados, ángeles y tantas otras figuras en la tela, son parte de sus constantes realidades. Ricardo C. Lescano Grosso
@ Por Stephen W. Mcdermott, Julio 2003 (Para el periódico Gay City) “Eva”, por Miguel Tió (oleo y papel de oro sobre tela cortada) Es un formato grande y rectangular de telas cortadas y superpuestas una sobre la otra para revelar una imagen debajo de una figura femenina acostada en una modificada posición fetal. La parte de arriba consiste de una serie de líneas de manzanas en oro y la rompe en la parte derecha superior una manzana roja, deliciosa y con una mordida.
@ Por James Pinney, Junio 2003 (Para the "Guilty pleasures" show) Miguel Tió (pinturas), "Amantes", "Lagrimas", y "Attitudes", Dramáticos y complejos retratos, irresistiblemente sensuales e ilusorios que aprovechan escala y luminosidad sin evadir lo personal y lo poético, obras que atraen la mirada del observador y recompensan la mente.
@ Miguel Tió: “Entre el aguafuego y la sombraluz”Por Luis F. Quiroz, Enero del 2000
Dentro de la diversidad de lenguajes y visiones del arte de hoy, la pintura de este artista trama algo más que su dominio del oficio: Un habilidoso dibujo, la rigurosidad de su técnica, su empatía por componentes cromáticos que acentúan el formalismo pictórico, contenedor de un desnudo humano sumido en entornos de lecturas antagónicas: el agua fuego, lo cálido-frío, la sombra-luz, el masculino-femenino, o la inminencia-ruptura. Quizás lo que más me gusta de la obra de Tió es esa última acepción, cuando enfrenta la unidad, la atadura, el nexo con lo fragmentado y roto para sacudir los oscuros escondites de nuestra memoria.
En su obra “Desdoblamiento“, óleo sobre tela, 22”x36”, 2000, asume la existencialidad de dos seres en uno, como esa parte femenina y masculina que poseemos todos y que desdoblan en un lúdico y azaroso fustigarse, pero en cauta armonía. Los elementos como conchas, caparazones, caracoles, peces y otra flora marina reinventada por el artista; con el juego de transparencias, superposiciones y las direcciones a contra pelo; acrecientan el enigma dentro del territorio onírico en el cual se devela la poesía de esos dos sujetos en sumersión idílica y punza al espectador para que ponga su mirada en su propia dosis de poesía. Su pieza “Yin-Yang”, óleo sobre tela, 30”x40”, 2000, es evidencia de la magia y el dramatismo cargados a dos cuerpos femeninos, “Agua” y “Fuego” que son un solo cuerpo en tiritante conjunción por la atadura umbilical, uno es luz y el otro es sombra, complementos indivisibles que arrojan las entidades en el enclave inconmensurable del “Ser” y el “No ser”. En la pieza “Meditación”, óleo sobre tela, 24”x30”, 2000, un sujeto en sumersión total, es metáfora de la condición humana que subyace en la conflictiva psique, visión de un ser diminuto que se abisma a lo insondable del subconsciente donde es presa del “phatos”; desnudo de esa caparazón que adoptamos en la vida para que los demás nos acojan en el seno de una sociedad: “mitotecnia” de frugalidades, glamour, y espejismos. Un cuerpo exhibido en un escaparate, vitrina escenográfica para un “sujeto-producto”, expuesto al inmediatismo, ataviado con los nácares deslumbrantes del consumo que abisma a pisar el filo donde seduce el morbo y el deseo.
@"Apocalipsis" o las posibilidades de Miguel Sánchez Tió Por Marianne de Tolentino. Listin Diario, Republica Dominicana, Miercoles 17 de Agosto, 1988
Cuando un artista joven se presenta por primera vez, la aproximación varía. Uno es sumamente tímido, otro es sumamente agresivo, el tercero es a la vez seguro y respetuoso. El dialogo, en el ultimo caso se entabla fácilmente. Así conocimos a Miguel Sánchez Tió, y , de inmediato, nos agrado su actitud que hacia presagiar la seriedad del trabajo artístico. El estaba en vísperas de exponer. Le aconsejamos introducir su propio catalogo. Carecemos de textos de artistas. Tampoco son frecuentes los creadores que, en Santo Domingo, explican su obra y enuncian sus conceptos rectores. Por lo tanto, sobretodo si se trata de un joven, cuando comprobamos ideas claras y un verbo fácil, le alentamos a expresarse.
Así lo hizo Miguel Sánchez Tió, ha escrito para su cuarta muestra individual una presentación muy interesante, que desarrolla sus convicciones, desde filosofía y sus creencias hasta su propósito con la pintura. Un párrafo nos ilustra especialmente al respecto: “La humanidad, la represento con desnudos, la desnudez física quiere hacer alusión a la desnudez de los sentimientos del hombre, de su espíritu. La luz sigue siendo un factor muy determinante, forjadora de volúmenes, tonos, matices y contrastes, logrando en los cuerpos, los músculos, expresiones y movimientos. (…) las figuras están revestidas de gamas de azules, reflejando espiritualidad, misterio, inmaterialidad, introversión, inmortalidad, verdad y terror”. No queremos prolongar la cita, pero luego el pintor explica el porque de los violetas y de los rojizos.
La explicación es absolutamente plausible. Además, desde que, en la galería Arawak, el visitante recorre la secuencia de cuadros, percibe las intenciones del expositor y el simbolismo que se aloja en los lienzos: Astros, flores del sol, muros ruinas, muecas tensiones corporales, cromatismo. No hay en esa iconografía un signo que no este reforzado con una connotación simbólica. Miguel Sánchez Tió busca en el espectador una toma de consciencia. A través de los “gritos corporales” de sus protagonistas lanza advertencias, o, acercando un rostro juvenil a una flor, enseña el camino de la esperanza reencontrada. El mensaje, los mensajes son omnipresentes: el pintor sabe lo que quiere comunicar y lo consigue, en el aspecto ideológico.
Otra virtud de Miguel Sánchez Tió reside en su dominio de la anatomía, y en los elementos académicos en general. Aparte de sus desnudos exactos, aplica el color discretamente, distribuye la luminosidad y la sombra con buena técnica. Esos conocimientos no se acentúan a menudo entre los de su generación. El llega hasta el punto de buscar las dificultades y poses que, una vez fijada en la tela, convierten la forma en una malformación. El plasma con evidencia goce, las manos, los pies los escorzos, que muchos eluden! O sea que el expositor de Arawak posee las herramientas de un buen pintor.
Sin embargo Miguel Sánchez Tió debe “repensar” su pintura. No bastan los propósitos metafísicos y su instrumentación mediante el arte. Su gama de colores ha de ser revisada. Las actitudes de sus figuras también ameritan consideración, siendo las mejores las más simples. No obstante las intenciones, retratos y flores caen en el “Kitsch” y la banalidad. La inserción de astros irradiantes, pese a su significación, rompe plásticamente la fuerza de la composición. No queremos seguir enumerando lo que nosotros consideramos valores equivocados, desde el punto de vista de la modernidad y la estética, ya que, en nuestra opinión, ese joven artista, sincero y talentoso, puede enmendar esos desaciertos. Obviamente, desea ser algo más que un hábil técnico y transmisor de imágenes susceptibles de recordar la cromolitografía.
Hoy en día, el realismo, siempre valido y vigente, ha conservado no solamente sus exigencias estéticas, heredadas de los cánones clásicos, sino que se acompaña de una vertiente insólita, chocante, estremecedora. No ha perdido su validez la afirmación de Charles Baudelaire: “Lo bello es siempre extraño”.
Creemos que Miguel Sánchez Tió tiene muchas posibilidades de superación…Y la de llegar a ser un destacado representante del realismo actual en la pintura Dominicana. Esperamos su próxima muestra después de “Apocalipsis”
@ En Paiewonsky, Miguel Sanchez Por Laura gil Periodico el Caribe, 16 de Junio de 1984
El joven pintor Miguel Sánchez, egresado de la academia Leonarda Da Vinci, presenta en la actualidad su tercera exposición individual en la galería Paiewonsky, tomando como eje argumental uno de los motivos mas socorridos en la historia del arte, y en especial de la pintura, desde el renacimiento como es el desnudo.
El desnudo se practica en la pintura occidental preferentemente siguiendo dos orientaciones. La primera es la idealizadora, generadora, que plasma arquetipos de belleza corporal humana desprovistos de caracteres individuales, que podríamos ejemplificar a la perfección con la gran Odalisca de Ingres. Cualquiera de los retratos que hizo Rubens de su joven esposa, Helena Fourment, puede ilustrar lo que es la otra case de desnudo artístico, el desnudo naturalista, individualizador. Ambas versiones confluyen en la pintura de Miguel Sánchez, por la referencia constante al modelo natural, que lo aproxima a la segunda corriente, y la pose artificiosa y académica, así como la colaboración básicamente fría que lo incluyen en la segunda, y sugieren, de paso, una alusión al periodo azul picassiano. El cuerpo humano se convierte así en un haz de potenciales motrices y expresivas, de tersuras y redondeces, flexiones y contracciones de musculaturas, brillos, sombras, y reflejos que confirman la creencia abrigada por el genio universal de Leonardo, que de nada, como la piel del hombre, refleja tan sutilmente la luz. La imagen se convierte, por acción de ella, que la envuelve en un halo de misterio y de melancolía, en metáfora y reflexión de y sobre la condición humana; la del encadenado que añora la libertad, el solitario meditabundo, los amantes, o el que contempla silente la marina y prometedora lontananza.
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